Juan era un chico sencillo, alegre, tranquilo, no se solía meter en líos.
Le gustaban las carreras de coches y la música, tocaba la batería en un grupito
que tenía organizado con sus amigos, eso le llenaba muchísimo. Cuando uno de
sus compañeros de grupo le presentó a María, no se imaginaba lo lejos que iba a
llegar con esa chica, ni siquiera suponía que le caería bien. Pero aún así,
poco a poco fueron cogiendo confianza, poco a poco se hicieron más amigos, poco
a poco se contaban cada vez sus problemas y hasta sus secretos, y poco a poco
esta amistad se convirtió en algo más.
Empezaron a salir juntos. Todo era perfecto para ambos, hasta perfecto para
los amigos de los dos, llevaban una relación perfecta y a su vez, seguían
estando con sus amigos, sin dejarlos de lado por su pareja. Pero dejó de ser
perfecto en unos meses. El detonante fue Juan; le habían invitado a una fiesta
a la que María no iba a ir. Bebió poco, pero aún así se puso más contento de lo
normal. Llevaba un buen rato hablando con una chica que le pareció muy
agradable y que era bastante guapa. En un momento ella reunió ganas y se lanzó
para besarle, y él no pudo resistir, durante esos minutos estaba deseoso de
ello, aunque probablemente millones de minutos antes y después no hubiera
pensado lo mismo.
Al día siguiente recordó lo que hizo y reflexionó sobre el asunto. Él
quería a María, no entendía cómo había sido tan tonto de hacer algo así, no
tenía ninguna gana de volver a ver si quiera a esa chica. Eso se solucionó
rápido, ya que ella se encontraba en una situación parecida.
El mayor problema surgió cuando pensó en María. ¿Qué debía hacer? ¿Ser
honesto y contarle lo que había hecho? ¿O callarse y seguir felices?
Pensó y pensó durante mucho tiempo y sacó muchísimas conclusiones, pero le
bastó una de bastante importancia para decidirse. Juan sabía que no lo iba a volver
a hacer, del error se aprende, decidió no contarle nada simplemente porque
aunque aliviara su conciencia al decírselo, lo único que iba a hacer es
perderla a ella que es lo que más quería, así que traicionó sus principios
porque consideraba a ella más importante que su conciencia.
He aquí el valor moral, la mentira piadosa.
Juan decidió mentir, lo cual ya es un valor moral que está considerado por casi
todo el mundo como poco ético o inmoral. Pero al ser una mentira hecha por el
bien de la relación, sabiendo que si lo hacía todo iría mucho mejor y ahorraría
mucho sufrimiento a ambos, es una mentira piadosa, otro valor moral algo más
distinto ya que hay más gente que lo considera como algo bueno y no tantísima
que lo considera como algo tan malo.